La tasa de recambio poblacional es de 2.1 hijos por mujer,
Chile en el año 2011 (últimas estadísticas de natalidad de INE) es de 1,89 y en
el año 2010 fue de 1.91, esto quiere decir que para que exista un recambio generacional,
por lo menos una mujer debe tener 2 hijos para que sean reemplazados en la
generación venidera, tasa que año a año va decayendo en Chile.
En esto, los países desarrollados nos llevan la delantera,
ellos están teniendo cada vez menos hijos que antes por lo que su población
anciana aumenta y el recambio generacional va a la baja. Pero ¿a qué se debe
este fenómeno? Muchas son las respuestas de los expertos que le atribuyen a la
calidad de la educación, la salud y cuan caro es tener estos servicios, pero ¿acaso
en los países desarrollados el acceso y calidad de la educación no es mucho
mejor que el nuestro? ¿Así también como en la salud? Como diría algún conocido,
cada vez sale más caro tener hijos, puede que sea una opción viable del porqué
no estamos teniendo hijos.
Pero al observar, es fácil contemplar en este mundo lleno de
consumo, donde la meta de la vida es ser “exitoso” tener una buena casa, un
auto grande y tener un elevado puesto de jefatura, sale una respuesta a la luz:
somos tan egoístas para dedicarnos a nosotros mismos que no queremos dedicarnos
a nadie más. Como se dice en el dicho popular, necesitas plata si quieres
hijos, pero también necesitas tiempo, si, mucho tiempo, cosa que para ser
“exitoso” se vuelve escaso. Es mucho más fácil y llevadero tener un hijo para
dejar de trabajar un tiempo que tener muchos para dedicarse a la casa o
compartir las labores como matrimonio.
Es lo que pasa en los países desarrollados, las mujeres
quieren ser profesionales exitosas haciéndoles la competencia a los hombres,
para ver quién es el sexo más fuerte en verdad, pero dejando de lado el hogar.
Es aquí donde tenemos la disyuntiva: dejar de tener hijos para trabajar, o
dejar el trabajo para tener hijos. Y aunque llama la atención que los musulmanes,
palestinos y otras religiones similares, lleguen a un lugar y lo primero que
hacen es tener muchos hijos, nosotros estamos a la moda y vanguardia del mundo
desarrollado con una baja en la fecundidad.
Pero a pesar de tanta modernidad, nos estamos quedando atrás
incluso en las políticas públicas, para incentivar la natalidad tenemos
diversos programas y bonos como el proyecto de ley para el tercer, cuarto y más
hijos, centros de especialidad para apoyo a las embarazadas y madres, apoyo
educativo recreativo para los niños después de su jornada escolar, extensión
del postnatal a 6 meses, obligatoriedad del kínder, entre otros muchos bonos para ayudar a las familias a mejorar
su situación económica. De parte del estado ¿mejoran o empeoran la vida
familiar? De acuerdo a estas políticas públicas, hacemos que los niños estén
aun más tiempo en el colegio que en sus casas y que a pesar de los 6 meses de
post natal y de los 5 días libres que tiene un hombre por su bebé recién
nacido, aun no es suficiente para fortalecer la familia, y así incentivar la
fecundidad.
No queremos que la mujer ni el hombre dejen de trabajar,
pero sabemos que los primeros años de un niño son primordiales para su
desarrollo y que necesitan tiempo, de calidad y de cantidad con sus padres, es
por esto que nuestras políticas públicas deben mirar más allá de lo momentáneo
para poder establecer un modelo que funcione y que se diferencie de los que ya
van más adelante con las subvenciones a la juventud para que la gente tenga más
hijos como en España o Alemania.
Necesitamos un sistema laboral que pueda llevar consigo una
vida familiar, donde la mujer pueda trabajar pero a su vez estar con sus hijos
y no depender de la sala cuna o el jardín infantil, y también darle el lugar al
hombre de estar más con sus hijos y también trabajar.
No basta con el bono por hijo, a asignación familiar o toda
clase de recursos que pueda entregar el estado, necesitamos una reforma que
ponga el papel de la familia en el primer lugar, donde tener hijos y trabajar
no sea excluyente y donde los niños no sean un estorbo para la vida
profesional, dándoles el lugar que necesitan. Debemos reformar el horario
laboral para padres y madres con hijos hasta 5 años, horarios que se adapten al
horario de los niños en el colegio. Que se privilegie a la gente que vive cerca
del trabajo para evitar largos tramos en el transporte público y que las
comunas dejen de ser dormitorio e incentivar que los padres tengan más tiempo
con sus hijos en lugar de que pasen en el colegio. Y desde una mirada desde
dentro de la familia, nuestra cultura debe cambiar, mirando a los hijos como lo
más importante que tienen los padres, dejar de ser egoísta es primordial. La
planificación familiar debe tener contemplado un tiempo para trabajar menos y
otro para trabajar más, quien cuidará de los hijos y cuánto tiempo será, buscar
la forma de conciliar el trabajo con el tiempo familiar, cosas que parecen tan
simples hacen una tremenda diferencia a la hora de crianza y del desarrollo
económico dentro de la familia.
Para dejar un legado a través del tiempo, más allá de lo que
puede hacer la tecnología o los libros el
traspaso generacional más efectivo es el de los hijos y el problema de la
fecundidad se soluciona primeramente desde la familia. Si como gobierno se
busca fomentar la fecundidad necesitamos fortalecer la familia, si como
sociedad buscamos un futuro mejor, necesitamos cambiar nuestra cultura
individualista por una cultura familiar donde nuestra planificación familiar
sobre pase los 10 años y dejemos un legado de siglos. Los hijos son mucho más
que un sueño por cumplir, toda obra que se quiera conservar, aun la justicia,
los valores y las obras que hacemos son herencia para las generaciones que
vienen y se traspasan a través de los hijos.